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Page de couverture de #31 Don Quijote de la Mancha - Miguel de Cervantes

#31 Don Quijote de la Mancha - Miguel de Cervantes

#31 Don Quijote de la Mancha - Miguel de Cervantes

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Don Quijote de la ManchaIncluso sin haberla leído todo mundo sabe más o menos de qué se trata la historia del valeroso Don Quijote de la Mancha: la de un señor ya entrado en años que después de leer tantos y tantos libros de caballería, termina convencido de que la realidad imaginada es la verdadera, y que la que se percibe con los sentidos, a veces no llega a ser más que una simple ilusión.Alonso Quijano mira a su alrededor y ve un mundo vulgar, materialista y cínico; entonces decide convertirse en Don Quijote de la Mancha, y lanzarse en busca de aventuras para salvar un mundo, que al parecer, solo existe en su imaginación: un mundo en el que la justicia existe y el valor importa. Un mundo en el que el amor es puro y en el que los sueños se hacen realidad.Pero no puede hacerlo solo. Para comenzar necesita un corcel legendario. Ni que Pegaso, Bucéfalo, o Marengo: Don Quijote tiene al sin igual Rocinante, tan desgarbado como su dueño, la montura ideal para la flor de la caballería andante.Además necesita una dama de quién enamorarse y a quien encomendarse: la sin par Dulcinea del Toboso, inspiración máxima de la virtud, y razón de ser de su existencia caballeresca.Y por último, necesita un escudero que sea testigo del poder de su brazo al enderezar entuertos, desfacer agravios, amparar doncellas, socorrer huérfanos, y acudir a los menesterosos.En una granja de puercos de un pueblo, de cuyo nombre el narrador no quiere acordarse, Don Quijote encuentra a un humilde campesino que se termina conviertiendo en el más leal escudero que caballero andante tuvo en el mundo.Pero Sancho Panza es más que un simple escudero. Es su compañero. Y en muchos sentidos su opuesto, como lo suelen ser los mejores amigos. Mientras a Don Quijote lo mueven ideales supremos; Sancho es sensible a apetitos más terrenales. Es pragmático, le gusta comer bien, es un tipo de este mundo. Le brillan los ojos pensando en fortunas, riquezas y la posibilidad de vivir sin hacer absolutamente nada. Para Don Quijote, lo que imagina es más real que lo que ve: los molinos son gigantes y las ventas son castillos. Para Sancho en cambio, sólo es real lo que puede ver, y tocar y sentir. Esa tensión - algunas veces cómica, y otras dramática - entre lo ideal y lo real es el motor de la novela, y Cervantes la usa para explorar de manera brillante, la compleja relación entre fantasía, realidad y la búsqueda de la verdad.Mientras uno va leyendo, es imposible no pensar en lo complejas que son las relaciones entre la realidad y la ficción. En cómo la una vive de la otra, como en una existencia simbiótica, pero también; en cómo se oponen, se enfrentan, y se transforman mutuamente, en una especie de ciclo dialéctico sin fin. A lo largo de la historia, la realidad castiga y desmiente a Don Quijote, una y otra vez, pero para él nada de eso es verdadero, sino la obra de celosos encantadores que lo persiguen y trastornan lo verdaderamente real.Con el tiempo vemos que la realidad no es inmune al poder de convicción de Don Quijote, a la belleza del mundo que imagina, a la infinita posibilidad que representa. En él, la vida se agranda, se ennoblece, y todos somos héroes y heroínas con historias increíbles y dignas de vivir y ser vividas.Entonces, poco a poco el mundo mágico de la caballería andante se va apoderando de la realidad, pues todos los que entran en contacto con Don Quijote se van contagiando y adaptando a la realidad imaginada que se va convirtiendo en la realidad real. Como si Cervantes ya hubiese intuido siglos atrás temas que serían clave en teorías posmodernas, o hasta en la física cuántica, mostrando que la forma en la que uno percibe el mundo tiene el poder de transformarlo.Además, en una movida excepcional, y profetizando el metaverso digital de nuestros días, en la Segunda Parte del Quijote, Cervantes hace que sus personajes sepan que se ha escrito y leído su historia. Y aparecen otros personajes que la han leído también, y que por haberla leído quieren hacer las cosas que hacen.En un momento conviven la ficción, la conciencia de los personajes de que esta existe, y los comentarios del narrador sobre la ficción que supuestamente ha sido escrita anteriormente, en árabe, por otro narrador -que de hecho a veces toma la palabra también-. Incluso aparece un personaje que cuando se encuentra con Don Quijote, dice haber visto a otro Quijote y a otro Sancho, que resultan ser los personajes del Quijote falso de Avellaneda, que se publicó un año antes que la segunda parte del Quijote, y que tuvo cierta influencia en el recorrido del Quijote original.Cervantes parece decirnos que toda realidad es un relato, y que todo relato puede hacerse realidad si alguien lo cree.Sin embargo, si bien la realidad no es inmune al valeroso corazón de Don Quijote, Don Quijote tampoco es inmune a la realidad. Gradualmente se va haciendo más ...
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