3 DE JULIO
Levítico 10:1-3
Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado. Y Aarón calló.
Importancia de la santidad.
¿Que les ocurrió a los hijos de Aarón? ¿Que sucedió?
Parece que ellos, sin tener en cuenta la grandeza de la Santidad de Dios, bien por comodidad o porque no le dieron importancia, no tomaron el fuego del altar, sino que lo hicieron de otro lado, y al no ser el fuego santo tal y como lo había ordenado a Dios, la Santidad de Dios acabó con ellos.
Tenemos que ser conscientes de la tremenda Santidad de Dios, y aunque Él nos ama, el pecado nos separa de esa relación.
Por eso es tan importante que acudamos a Cristo para ser limpiados por la fe en su sacrificio en la Cruz.
Éste texto nos recuerda que la adoración a Dios no debe basarse en preferencias personales o innovaciones humanas, sino en Su Palabra. La reverencia y la obediencia deben caracterizar nuestra forma de acercarnos a Él.
Nuestra Santidad personal, es imprescindible para acercarnos a Dios y es importante que acudamos a Jesucristo para ser limpiados.
Dios exige santidad en el culto y también la demanda en la vida de sus adoradores.
La vida y la adoración no pueden separarse.
Cuidémonos de tener una familiaridad que llegue a ser irreverente: Aunque Dios nos invita a acercarnos a Él, nunca debemos perder el sentido y en respeto a su Santidad.
La familiaridad no debe conducirnos jamás a la falta de respeto, o a la ireverencia.
Cuidémonos y separémonos del pecado. Este pasaje nos ilustra que el pecado, incluso si parece pequeño o ceremonial, tiene consecuencias graves cuando desafía la santidad de Dios.
Te invito a pensar en ello y a darle a Dios el lugar que le corresponde. Recuerda que gracias a Jesucristo, puedes ser completamente limpio y santificado delante de Dios, para acudir con confianza a Él y ver su Gloria, qué es lo que Él desea mostrarte.
Oración: Ven delante de Dios y dale gracias por el sacrificio de Cristo. Pídele que seas consciente de su asombrosa Santidad y se agradecido por poder acercarte a Él confiadamente gracias al sacrificio de Cristo. Dios te bendiga y ¡Que tengas un buen día! Amén. DTA
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