El episodio más incómodo… pero también uno de los más necesarios.

En el camino del liderazgo hay conversaciones que nadie quiere tener, pero que tarde o temprano llegan:
👉 Cuando una persona empieza a afectar al equipo.
👉 Cuando su desmotivación se contagia.
👉 Cuando el clima empeora sin darnos cuenta.
👉 Cuando el “malestar” deja de ser individual y se vuelve colectivo.

Sí… la famosa manzana podrida.
La que, si no intervenimos a tiempo, contamina el cajón entero.

Este episodio no es para señalar culpables.
Es para mirarnos profundamente como líderes y hacernos tres preguntas clave:

🔸 ¿Hasta dónde puedo acompañar?
🔸 ¿Cuándo intervenir y poner límites?
🔸 ¿Cuándo proteger al equipo… incluso si duele?

Porque el desgaste emocional no se resuelve solo.
Y porque, aunque cueste aceptarlo, no siempre podemos salvar a todos.

A veces el desafío es recuperar a esa persona.
Otras, es cuidar al equipo entero.
Y en el medio… estamos nosotros, tomando decisiones que casi nadie ve.

Si liderás personas —o soñás con hacerlo— este episodio es para vos.
Honesto. Crudo. Humano.
De esos que te dejan pensando.

Hay momentos en los que el verdadero liderazgo no se demuestra hablando, sino callando.
No porque no tengamos algo para decir, sino porque aprendimos a dejar espacio para que otros lo digan.

Cuando llevas años en un rol, conoces cada detalle, cada historia, cada proceso… y sin darte cuenta, te convertís en el que siempre responde, siempre opina, siempre interviene.
Pero ahí está el desafío: morderse la lengua.
Dejar que el otro piense, pruebe, se equivoque, aprenda.
Dar lugar, aunque sepas la respuesta.

💡 Liderar también es aprender a correrse.
A veces hay que dar un paso atrás para que otros puedan dar uno adelante.
Y eso, lejos de quitarnos valor, nos vuelve más grandes.

No todo lo que vemos tenemos que corregir.
No todo lo que pensamos tenemos que decir.
A veces, el mayor acto de liderazgo es celebrar en silencio, y dejar que los demás brillen con su propio resultado.

Hay conversaciones que transforman.
Y hay otras… que evitamos, postergamos, o simplemente dejamos que se acumulen en los pasillos, en los silencios, o en el malestar.

💬 Este episodio nace de esas experiencias. De los momentos en que como líderes, necesitamos animarnos a generar el espacio para hablar —de frente, con respeto y con coraje— sobre lo que realmente está pasando.

Porque cuando algo se calla, no desaparece.
Se acumula. Se agranda. Se distancia.

Y cuando algo se dice con cuidado, con intención, con escucha… puede cambiarlo todo.

🤝 Sentar a las personas en la mesa es un acto de liderazgo.
Es elegir el diálogo antes que el rumor.
La empatía antes que el juicio.
La conversación antes que el silencio.

A veces no se trata de resolverlo todo, sino de abrir el espacio para que las cosas se digan, se escuchen, y se transformen.

🎙️ En este nuevo episodio de #DesembarcoDelLíder, te invito a reflexionar sobre cómo enfrentar las conversaciones difíciles…
y cómo animarte a tener esas charlas que pueden cambiar la historia de tu equipo.

🗣️ Porque el silencio es el terreno donde crecen los conflictos.
La palabra, en cambio, es el puente que los atraviesa.