Hoy en Estación GNG detenemos el tiempo. Hoy la música en España suena distinta, más desnuda, más humana, más verdad. Porque Robe Iniesta, alma y voz de Extremoduro, genio indomable, poeta del exceso, del dolor, de la belleza cruda… nos ha dejado. Pero su marcha no es un adiós: hoy nace la leyenda definitiva de uno de los artistas más importantes de la historia del rock en nuestro país. Robe no solo cantó; nos enseñó a sentir. Puso palabras donde los demás solo teníamos nudos. Convirtió la rabia en poesía, el amor en puñal y la vida en canción. Extremoduro fue una generación entera aprendiendo a vivir sin filtros. Temas como So Payaso, Ama, ama y ensancha el alma, Si te vas, Standby, La vereda de la puerta de atrás, Dulce introducción al caos… siguen siendo himnos porque nadie supo escribir como él: desde las tripas y para el alma. Hoy queremos rendir tributo a ese hombre libre, inconformista, frágil y gigante a la vez. A ese Robe que hizo del rock una forma de respiración. A ese artista que marcó a miles de músicos, que acompañó noches, rescató vidas, encendió corazones y dejó versos eternos. En este programa vamos a celebrarlo como él hubiera querido: con música sonando fuerte, con emoción, con vida… y con ese mensaje que nos regaló para siempre: “Ama, ama… y ensancha el alma.” Gracias, Robe. Y además, en éste viaje final ROBE no irá sólo porque el rock español también se tiñe de luto con la pérdida de Jorge Martinez , líder y vocalista de Ilegales . Jorge Martinez, un artista que hizo del rock una actitud, una forma de plantarse ante la vida sin pedir permiso a nadie. Ilegales fueron —y seguirán siendo— la banda que convirtió la crudeza, el sarcasmo y la electricidad en arte. Canciones como “Problema sexual,” “Tiempos nuevos, tiempos salvajes,” “Regreso al sexo químicamente puro” o “Soy un macarra” marcaron a generaciones que encontraron en ellos un refugio, una rebeldía honesta y una verdad que pocos podían cantar. Hoy despedimos a un músico que no buscaba agradar, sino ser auténtico, que no perseguía modas, sino vivir el rock con todas sus consecuencias. Nuestro cariño y respeto para su familia, para sus compañeros de banda y para todos los que crecieron con esas canciones que aún suenan como un puñetazo de vida. Porque cuando se va un artista así, no se apaga una luz: se enciende un eco eterno.
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