Nueva York, 1936. Un anciano de rostro tranquilo es conducido a la silla eléctrica. Es padre de seis hijos. Lee la Biblia cada noche. Pero dentro de su cuerpo hay 29 agujas oxidadas. Y en su alma, los gritos de niños que nadie pudo salvar.

Esta es la historia de Albert Fish, uno de los asesinos más atroces de la historia de Estados Unidos. Un hombre que transformó el dolor en fe, la carne en ritual y el canibalismo en una forma torcida de amor.

Basado en documentos reales, cartas, confesiones y expedientes judiciales, este episodio no es solo un descenso al horror, sino un espejo de lo más oscuro del alma humana.

“El Hombre Gris: La Misa de la Carne” no busca consuelo. Busca que recuerdes… que los monstruos no siempre rugen. A veces rezan.

“Quería a mamá de vuelta… así que la hice con otras.”

Plainfield, Wisconsin. Un pueblo pequeño, silencioso, atrapado en la nieve y en su propio olvido. Nadie imaginaba que, tras las paredes de una granja sucia y carcomida por el tiempo, vivía uno de los horrores más profundos de la historia criminal moderna.

Ed Gein no solo mató. Ed Gein cosió. Construyó. Imitó. Se transformó.

Este episodio basado estrictamente en hechos reales, reconstruye de manera literaria, cruda y psicológicamente devastadora la historia de un hombre que no pudo sobrevivir a la muerte de su madre… y decidió resucitarla usando la piel de otras mujeres.

Con un estilo directo, perturbador y obsesivamente fiel a los registros reales, “La Casa de los Huesos” es un descenso sin redención a la mente del monstruo más triste y simbólico del siglo XX.

Más que una historia de asesinatos, esta es una historia de amor enfermo… y carne.

Caryl Chessman fue acusado de ser el temido Bandido de la Luz Roja, un hombre que aterrorizó Los Ángeles a finales de los años 40, abordando parejas por la noche, haciéndose pasar por policía, y cometiendo crímenes que estremecieron al país.

Condenado a muerte sin haber asesinado a nadie, su caso se convirtió en uno de los más polémicos del siglo XX.

Desde la celda 2455 del corredor de la muerte, Chessman no imploró clemencia. Luchó. Escribió. Se convirtió en símbolo. Y, al final, pagó el precio más alto.

Basado en hechos reales, este episodio reconstruye con rigor y dramatismo los crímenes, el juicio, la lucha legal y la ejecución que dividió al mundo. Es la historia de un sistema al borde de su propia conciencia.