Noelia Murillo es periodista, a pesar de todo. Primero estuvo en el mundo de la cultura y ahora en el de la tecnología. Entretanto, ha escrito sobre moda y lifestyle. Su primer libro es Glam Rock. La revolución de las lentejuelas (Redbook, 2025). Con ella hablamos de contracultura, de periodismo y de mujeres. De androginia y maquillaje, de dandis y horteras, de retrofuturismo y sexualidad descarnada. Pero también, y sobre todo, de la actitud que define al género musical más extravagante, bello y ordinario que ha dado el rock: el glam rock; un género que inventaron las mujeres. Así, hablamos de sus derivas, diferencias y características comunes en los diferentes países y continentes donde acabo arraigando, desde los años setenta y hasta sus tentáculos contemporáneos. Porque todo en la vida es cuestión de estilo.

Andrés Pérez Perruca es baterista, zaragozano, fue miembro de El Niño Gusano, de Tachenko y Cangrejus. Ofició en mil labores crematísticas y ejerció el periodismo musical. Pero además lleva desde hace más de veinticinco años con una idea en la cabeza: una novela río, un torrente de relatos de amistad, noche y bares, llenos de música y amor, de risas y placeres, en los que relata no solo la historia de El Niño Gusano, sino toda su discografía, canción a canción. El resultado es Vida de un pollo blanquecino de piel final (Jekyll & Jill, 2024), un portento literario que ha sorprendido a crítica y lectores pos su audacia, arrojo y variedad estilística. Un auténtico disfrute de libro que hace que las palabras de Pérez Perruca suenen a las canciones del Niño Gusano. Un acontecimiento que nos viene a contar hoy a La música también se lee.

Aprovechando que hoy 22 de noviembre es el día de la música, os vamos a recomendar tres libros relacionados con la música: El hotel de los corazones rotos, de Eduardo Rabasa, Indilogía, de Nani Castañeda y Alimento para puma, de Matías Gotelli.

Conversamos con los tres autores para que nos hablen de sus libros, su relación con la música y, por sobre todo, hacemos que las palabras suenen.

¡Que viva la música!