History Spanish War

La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro con?icto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un con?icto que sacudió hasta los con?nes más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó.

La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro con?icto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un con?icto que sacudió hasta los con?nes más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó; el horror inimaginable y el fanatismo del holocausto; los juegos geopolíticos.

La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro con?icto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un con?icto que sacudió hasta los con?nes más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó; el horror inimaginable y el fanatismo del holocausto; los juegos geopolíticos.

La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro con?icto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un con?icto que sacudió hasta los con?nes más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó; el horror inimaginable y el fanatismo del holocausto; los juegos geopolíticos.

La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro con?icto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un con?icto que sacudió hasta los con?nes más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó.

La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro con?icto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un con?icto que sacudió hasta los con?nes más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó; el horror inimaginable y el fanatismo del holocausto; los juegos geopolíticos.

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La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro con?icto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un con?icto que sacudió hasta los con?nes más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó.

La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro con?icto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un con?icto que sacudió hasta los con?nes más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó.

La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro conflicto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un conflicto que sacudió hasta los confines más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó.

La Segunda Guerra Mundial se alza en su inmensidad y complejidad sobre el resto de la historia humana. Un número de víctimas difícil de concebir, jamás superado por ningún otro con?icto; las masas de hombres, mujeres y recursos movilizados en un con?icto que sacudió hasta los con?nes más remotos del planeta; la batalla ideológica entre el totalitarismo y la democracia, entre el fascismo y el comunismo, las pasiones y odios que despertó.

Convertido en una de los sucesos más importantes de la II Guerra Mundial, Gazala enfrentó a las tropas del Deutsches Afrika Korps bajo el mando del famoso "zorro del desierto", Erwin Rommel, contra las fuerzas aliadas dirigidas por Claude Auchinleck. El resultado de la lucha sería clave para la lucha por el frente africano.

Fue el ultimo acto de poder del ejercito nazi durante la Segunda Guerra Mundial. El triunfo aliado, conseguido a base de mucho esfuerzo durante el invierno de 1944, marco el caos total dentro del ejercito aleman y este no se recuperaria mas. En adelante, Hitler ya no podria oponer mayor resistencia y el camino hacia Berlín estaria clareado.

Con seguridad, uno de los episodios más funestos e imborrables de la historia de la humanidad. Más de 20,000,000 de personas murieron asesinadas en los campos de concentración gracias a la institucionalización de la demencia gestada por Adolf Hitler, el líder de la Alemania Nazi, y su ignominiosa política antisemita. La herida, que aún hoy no cicatriza, dejó a los hombres una gran lección: La lucha contra el racismo.

Conocido también como el Día D, o el Desembarco en Normandía, este desembarco aliado determinó el comienzo del fin para la Alemania de Hitler. Más de 3'000,000 de personas y un aparato logístico-militar abrumador, derrotaron a los nazis en las costas francesas, marcando de esta manera el primer paso estratégico antes de enfocarse en sus dos objetivos más ambiciosos: Reconquistar París y someter Berlín.

Probablemente, el episodio histórico que aceleró vertiginosamente el final de la II Guerra Mundial. Japón, ahogado por el bloqueo económico y urgido por las reservas de petróleo asiáticas, maquina un plan para destruir la base norteamericana en el Pacífico: Pearl Harbor. La mañana del 7 de diciembre de 1941, la flota armada japonesa inicia el ataque sin saber que su enemigo llevaría la guerra a niveles de respuesta jamás antes observados.

Alemania había iniciado de manera fulgurante la Segunda Guerra Mundial gracias al poder del Blitzkrieg, su famosa guerra relámpago. En tiempo récord, había sometido la mitad de Europa y el siguiente blanco sería Inglaterra. Winston Churchill, Primer Ministro Inglés, consciente del enorme peligro nazi, ordenaría resistir hasta el final.

Con seguridad, el hecho que cambió el curso de la II Guerra Mundial en el frente del Pacífico. Luego del desastre de Pearl Harbor, la fuerza militar de Estados Unidos había quedado severamente dañada. Los japoneses, pensaban dar el golpe definitivo tomando la isla de Midway. Sin embargo, quedaron atónitos al ver que su enemigo estaba esperándolos listos, dispuestos a vengar la derrota sufrida semanas atrás.

Para comienzos de la primera década del siglo XX, Europa completa se hallaba inmersa en una evidente, pero secreta batalla armamentista. Viejos rencores, sed de revanchas y ambiciones territoriales, hacían inevitable una guerra que nadie parecía declarar. Sin embargo, la muerte del Archiduque Francisco Fernando (28 de junio de 1914), fue el detonante que embarcó al planeta en una guerra de espantosas consecuencias.

Para 1945, y luego del desastre de las árdenas, el Alamein y Estalingrado, el final de la II Guerra Mundial para la Alemania de Hitler estaba próximo. Stalin y Eisenhower, desde Polonia y Francia respectivamente, avanzaban imparables. La mano del mundo había concentrado sus esfuerzos para acabar con la locura nazi. Sin embargo, aún debía llevarse a cabo el asalto final: La conquista de la capital del Reich.