Aceptar a alguien no significa resignarse, ni mucho menos tolerar comportamientos dañinos.

La aceptación del otro es una práctica consciente y compasiva que nos permite construir relaciones más fuertes, auténticas y saludables.

Las conductas autodestructivas son acciones o patrones de comportamiento que la persona se inflige a sí misma, causando un daño físico, emocional o psicológico.

No siempre son intencionales o conscientes. Salir de la autodestrucción es posible si se empieza reconociendo el dolor, se pide ayuda adecuada y se construyen recursos prácticos para enfrentar la vida día a día.

Reconocer haber sido víctima de un narcisista, poder hablar de ello y comenzar una proceso de sanación es una victoria hacia la autonomía emocional, la recuperación de la dignidad y la libertad personal.

La espiritualidad es un pilar fundamental en la salud mental de los seres humanos.

No se limita a la religión, sino que abarca la búsqueda de un propósito, la conexión con algo más grande que uno mismo y el cultivo de valores como la compasión, el perdón y la gratitud.

Depender afectivamente puede condicionar nuestras decisiones, relaciones e incluso nuestra identidad.

El trastorno de dependencia emocional se caracteriza por una necesidad generalizada y excesiva de ser cuidado, lo que lleva a comportamientos sumisos y de apego.

El narcisista muestra un patrón generalizado de grandiosidad, una necesidad excesiva de admiración y una marcada falta de empatía hacia los demás.

Entender este trastorno no significa justificarlo, pero sí es un paso hacia relaciones más sanas y una mirada más compasiva de la salud mental.

La soledad emocional es diferente a la soledad física.

No siempre se trata de estar solos físicamente, sino de sentirnos solos por dentro. La soledad emocional es esa brecha entre el nivel de conexión que deseamos y el que realmente tenemos.

La soledad se convierte en una carga cuando se percibe como un estado negativo y prolongado, afectando la salud mental y física, y generando sentimientos de aislamiento y tristeza.

Pero, la soledad también puede ser una buena aliada y una gran maestra.