Page de couverture de Bolivia: de locomotora regional a economía en cuidados intensivos

Bolivia: de locomotora regional a economía en cuidados intensivos

Bolivia: de locomotora regional a economía en cuidados intensivos

Écouter gratuitement

Voir les détails du balado

À propos de cet audio

El que era conocido como el milagro económico de la región hace unos años, hoy sufre problemas financieros en distintos frentes. La escasez de dólares, la falta de combustibles, un PIB que no repunta y una inflación que pone presión sobre el bolsillo de los ciudadanos es el panorama que recibirá el próximo presidente del país suramericano. El litio, con reservas gigantes y usado como comodín económico en campaña, no despega por fallas técnicas, trabas políticas y tensiones sociales. Con un país que pasó del esplendor al desánimo en unos cuantos años, los bolivianos esperan este domingo 17 de agosto elegir el encargado de revertir su realidad y reanimar con urgencia una economía que sufre múltiples heridas. De aquel “milagro boliviano” que, bajo el expresidente Evo Morales (2006-2019), redujo la pobreza moderada del 60% al 36% y la extrema del 38% al 11%, queda muy poco. Desde 2019 los precios de los bienes han saltado desde el 1,9% anual a casi el 25% interanual y para la población es evidente que no basta solo con un aumento de sueldo para poder acceder a los insumos básicos. "Dormimos aquí como perros, con una sola manta, esperando el diésel. Ya no vamos a nuestras camas, a nuestra casa, a nuestro hogar, a ver a nuestros hijos, o al menos a abrazar a nuestros hijos. Nada de eso. Vivimos aquí sentados hasta las 3:00 a.m. Este es nuestro hogar. No tenemos refrescos ni agua para beber", dijo a la agencia Reuters Sagusatiano Copa Flores, conductor de transporte público. La queja de Copa Flores muestra parte de la raíz del problema: Bolivia no cuenta con las divisas suficientes para comprar petróleo extranjero, indispensable para el transporte público, los camiones de carga que transportan los alimentos, los vehículos particulares y para que, literalmente, se mueva la economía de un país sin acceso al mar. Leer tambiénBolivia entra en la recta final de sus presidenciales con dos candidatos de derecha a la cabeza Con esto, hoy, el panorama en las principales ciudades de Bolivia se define por colas que se prolongan durante horas en estaciones de servicio, dificultad para acceder a medicinas y a ciertos alimentos, un mercado paralelo del dólar que duplica con holgura el tipo de cambio oficial y una inflación que ocupa el tercer puesto en la región sólo detrás de Argentina (36,6%) y Venezuela con corte a julio, pues en el séptimo mes de año, la tasa se trepó hasta el 24,8% interanual, la más alta desde 1985. Cifras que reavivan fantasmas que parecían superados. El motor económico de Sudamérica que se apagó Hubo un tiempo en que Bolivia no figuraba en los titulares por crisis, inflación o escasez, sino por su capacidad de generar riqueza y sostener un crecimiento sólido. Desde la época colonial, con el Cerro Rico de Potosí como epicentro de la economía mundial, hasta las décadas recientes de bonanza gasífera, el país vivió momentos en que su nombre era sinónimo de prosperidad, de avance y de un sistema financiero sólido con confianza incluso de los grandes prestamistas internacionales y calificadoras de riesgo crediticio. Y es que la geografía ha favorecido a la nación andina en varias oportunidades. En el siglo XX, la explotación de estaño colocó a Bolivia entre los principales productores mundiales, atrayendo inversión y generando un auge industrial que marcó a toda una generación, y a pesar de las crisis políticas que van y vienen, la riqueza minera continuó siendo un pilar inamovible de la economía nacional. Ya en el siglo XXI, el país vivió un nuevo ciclo dorado, esta vez gracias a la exportación de gas natural. Entre 2006 y 2014, Bolivia disfrutó de tasas de crecimiento económico que la posicionaron entre las más altas de Sudamérica, con un promedio superior al 4,5% anual. La combinación de precios internacionales favorables, políticas expansivas y un fuerte control estatal sobre los recursos permitió acumular reservas internacionales récord, superar déficits históricos y financiar ambiciosos programas sociales e infraestructura. Ciudades como La Paz, Santa Cruz y Cochabamba experimentaron transformaciones visibles. El consumo interno se disparó, el crédito bancario creció y obras icónicas, como el sistema de teleféricos urbanos más grande del mundo, simbolizaban una nueva era de confianza económica, que seducía a los inversores a considerar a Bolivia como la locomotora de la región que prometía dividendos para sus empresas. Leer tambiénBolivia: ¿cuál es la estrategia de Evo Morales para boicotear las elecciones presidenciales? En aquellos años, Bolivia no solo redujo la pobreza extrema de manera significativa, sino que logró ampliar su clase media, un logro que analistas regionales señalaban como ejemplo de inclusión social y crecimiento sostenible. La estabilidad macroeconómica, entonces, se convirtió en carta de presentación. Las reservas internacionales llegaron a representar más del...
Pas encore de commentaire