
EP.6 La Paz de Dios en Medio de la Adversidad
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Bases de la Predica:
La Paz de Dios no es la Ausencia de Problemas, sino la Habilidad de Manejarlos: El predicador enfatiza que la paz que Dios ofrece no significa que no tendremos dificultades, enfermedades o situaciones adversas en la vida. Más bien, es una paz espiritual que nos capacita para enfrentar y manejar esos problemas sin perder la calma, la confianza y la esperanza, a diferencia de la paz que ofrece el mundo, que es efímera y depende de las circunstancias externas.
Confianza Ciega en las Promesas de Dios: David, a pesar de huir de su propio hijo Absalón, tenía una confianza inquebrantable en Dios. El predicador resalta que esta confianza se basa en el conocimiento de que Dios es fiel a Su palabra ("Estaré con vosotros todos los días") y que Su poder se perfecciona en nuestras debilidades. Al confiar ciegamente, podemos enfrentar los problemas en lugar de evitarlos, sabiendo que Dios está con nosotros.
Desarrollo de la Fe a través de la Confianza: La confianza en Dios es el cimiento para el desarrollo de una fe sólida. Sin confianza, la fe es inestable. El predicador cita versículos como "Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?" y "Nada nos apartará del amor de Cristo" para ilustrar cómo una fe madura nos permite creer en el poder de Dios y en Su propósito, incluso cuando las circunstancias son desfavorables.
Este mensaje se basa en el Salmo 3 y la experiencia de David, quien encontró paz huyendo de su hijo Absalón. A menudo, nos despertamos angustiados por los problemas, pero David, un guerrero que no temía a los hombres, sí temía la lucha espiritual, donde el enemigo busca robarnos la paz y desanimarnos.
Jesús nos ofrece una paz espiritual, diferente a la del mundo. No es la ausencia de problemas, sino la capacidad de manejarlos. Para tener esta paz, necesitamos:
Confianza Ciega en las Promesas de Dios:
La paz de Dios no es la ausencia de problemas, sino la habilidad de manejarlos. Es una paz espiritual que nos capacita para enfrentar y manejar las dificultades sin perder la calma, la confianza y la esperanza.
David confiaba inquebrantablemente en Dios, sabiendo que Él es fiel a Su palabra ("Estaré con vosotros todos los días") y que Su poder se perfecciona en nuestras debilidades.
Al confiar ciegamente, enfrentamos los problemas en lugar de evitarlos, sabiendo que Dios está con nosotros.
Desarrollo de la Fe a través de la Confianza:
La confianza en Dios es el cimiento de una fe sólida. Sin confianza, la fe es inestable.
Versículos como "Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?" y "Nada nos apartará del amor de Cristo" ilustran cómo una fe madura nos permite creer en el poder y el propósito de Dios, incluso en circunstancias desfavorables.
Nuestra fe debe apoyarse en las misericordias de Dios, que son nuevas cada mañana. El Señor nos ama y se preocupa por nosotros.
La Esperanza como Estado de Ánimo Vencedor:
La esperanza es un estado de ánimo activo que nos impulsa a luchar y declarar victoria sobre los problemas.
No debemos dejarnos vencer por el desánimo o la queja, sino abrazar el problema y declararnos vencedores en Cristo.
Esta esperanza se alimenta de saber que Cristo intercede por nosotros, siendo nuestro Padre y Amigo que nunca nos abandona.
Somos Más que Vencedores en Cristo y Dios nos Escogió con Propósito:
Cada creyente ha sido escogido por Dios con un propósito, no por casualidad.
Ante cualquier problema, debemos declarar que somos vencedores, que Dios no se equivocó al elegirnos y que Él nos levantará.
¡No temas a diez mil millares de gente! Dios adereza mesa delante de tus angustiadores. Cuando confiamos en Él, el enemigo tiembla. No te quejes; acepta el problema, abrázalo y dile: "¡Te voy a vencer! ¡Voy a ganar!" Esto aumentará tu autoestima espiritual y te acercará más a Dios. Él te sacará del lodo y pondrá tus pies sobre la roca. ¡No eres un perdedor, eres un vencedor en Cristo! Dios te escogió para bendecirte y transformar tu vida.