Durante la Segunda Guerra Mundial, cientos de mujeres españolas, en su mayor parte exiliadas de la Guerra Civil, tomaron parte en la liberación de Francia de las garras del nazismo dentro de grupos de guerrilleros, organizando rutas de evasión o manejando redes de información. A pesar de que en su mayor parte no empuñaron armas ni participaron en el conflicto armado en primera línea fuego, desarrollaron otro tipo de operaciones sin las cuales la derrota de Hitler no habría sido posible. Las mujeres tuvieron un papel tan extraordinario en la lucha contra el nazismo que, sin su participación, la guerra no se habría podido ganar. Los hombres podían combatir sin la información, las armas o los lugares seguros que dependían, en muchos casos de las mujeres. Sin ellas, la guerra se habría perdido. Entre todas ellas, una gallega no solo tomó las armas para recuperar, de manos alemanas, la ciudad de Ruan, la capital de Normandía, sino que su imagen, inmortalizada por un fotógrafo del ejército canadiense, debería de ser un símbolo que representa a todas aquellas mujeres que arriesgaron y arriesgan sus vidas por la libertad. Esta es la historia de María Vázquez Blanco.