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Diosas y rebeldes

Diosas y rebeldes

Auteur(s): RNE Audio
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Carmen Ro, periodista y escritora, trae aquí una galería viva de mujeres potentes, brillantes y atrevidas. Un retrato distinto de las figuras femeninas más atrayentes de hoy y de siempre. Sciences sociales
Épisodes
  • Diosas y rebeldes - Harriet Tubman, La Moisés de la Libertad
    Sep 22 2025

    Harriet Tubman nació esclava en Maryland hacia 1822 con el nombre de Araminta Ross. Desde niña conoció los golpes, el hambre y la ausencia de libertad. Una herida brutal en la cabeza le dejó secuelas de por vida, pero también la convicción de que Dios la guiaba con visiones. En 1844 se casó con John Tubman, un hombre libre, y adoptó el nombre que la haría eterna. En 1849, temiendo ser vendida al sur, huyó sola de noche siguiendo la Estrella del Norte hasta alcanzar Filadelfia y la libertad. Pero no se conformó: regresó al sur una y otra vez para rescatar a familiares y desconocidos, guiándolos a través del Ferrocarril Subterráneo. Nunca perdió a un fugitivo. La llamaban “Moisés” y había carteles con recompensas por su captura, pero siempre escapaba disfrazada, cantando himnos como señales secretas. Durante la Guerra Civil, fue enfermera, espía y estratega; en 1863 dirigió la expedición del río Combahee y liberó a más de setecientos esclavos en una sola noche, algo inédito para una mujer en Estados Unidos. Tras la guerra, en Auburn, Nueva York, luchó por el sufragio femenino y cuidó a los más pobres. Murió en 1913, con honores militares, como símbolo de coraje y pionera de la libertad.


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  • Diosas y rebeldes - Isadora Duncan: la mujer que bailó contra el mundo
    Sep 15 2025

    En Londres primero, y más tarde en París, Isadora Duncan se presentó sin más armas que su cuerpo descalzo y un vestido vaporoso que evocaba las túnicas de la Grecia antigua. No era un disfraz arqueológico, sino un manifiesto. Ella decía que el arte verdadero debía volver a los orígenes, a la pureza de las figuras que bailaban en los frisos del Partenón. En un tiempo en que la danza estaba gobernada por la rigidez del ballet clásico —pies en punta, corsés férreos, coreografías geométricas—, Isadora apareció como un relámpago. Descalza, ligera, casi desnuda, movía los brazos con ondulaciones que parecían ríos. Su danza no obedecía a la técnica, sino a la música interior. La muerte, como si hubiera esperado el momento más teatral, la encontró en Niza. Era septiembre de 1927. Isadora subió a un Bugatti descapotable, conducido por un joven mecánico italiano. Llevaba al cuello una bufanda de seda roja larguísima, regalo de una amiga. Cuando el coche arrancó, la bufanda se enredó en la rueda trasera. De un tirón brutal, Isadora fue estrangulada. Tenía 50 años. Murió en segundos, de la manera más literaria y absurda posible. Alguien escribió entonces: “Una bufanda mató a la mujer que hizo del aire su elemento”.


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  • Diosas y rebeldes - María Merian, la mujer que reveló al alma de los insectos
    Sep 8 2025

    Los insectos, fieles a su maestra, le concedieron la inmortalidad. Hoy, varias especies llevan su nombre: María Sibylla Merian convirtió. Sus libros se exhiben en museos de historia natural y bibliotecas universales. Y su figura crece como pionera doble: científica y artista, mujer que desobedeció a su tiempo y lo iluminó con alas de mariposa.

    Allí donde otros veían gusanos, ella intuía misterio. Allí donde un ama de casa veía mariposas que molestaban la colada, ella veía una clave del universo En un tiempo en el que la gente creía que las larvas nacían de la podredumbre sin más, María veía la continuidad, la metamorfosis, el orden oculto de la vida.

    Pionera audaz de la ciencia y el arte, María Sibylla Merian convirtió los insectos en eternidad cuando nadie se fijaba en ellos. Nacida en Fráncfort del Meno en pleno siglo XVII, desde niña crió gusanos de seda y descubrió con rigor la metamorfosis, en tiempos en que aún se creía que las larvas brotaban de la podredumbre. En 1675 publicó su primer libro: Nuevo libro de flores. Era un muestrario elegante, con tulipanes, rosas, jacintos, un lujo visual destinado a decorar las mesas burguesas. Pero ya en sus páginas había intrusos: pequeños insectos rondando los tallos, larvas escondidas en hojas, detalles que hablaban de otra mirada. Nadie en Europa pintaba así. Mientras los hombres de ciencia llenaban tratados en latín ilegible, María insertaba en los ramos domésticos un recordatorio de la vida microscópica que los sostenía. En 1685 rompió moldes al abandonar a su marido y refugiarse con sus hijas en una comunidad religiosa. Ya en Ámsterdam, quedó fascinada por mariposas tropicales y en 1699 viajó con su hija Dorothea a Surinam: allí estudió insectos, plantas y denunció la dureza de la esclavitud. Regresó enferma en 1701, pero en 1705 publicó Metamorfosis de los insectos de Surinam, obra cumbre de arte y ciencia. Murió en 1717, sin academias que la avalaran, pero con un legado pionero que abrió camino a la entomología moderna.

    María Sibylla descubrió para el mundo que en los insectos también había belleza, fue una pionera absoluta en la botánica, fue una mujer, una diosa, una rebelde.


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